Planeta Venus, el mundo del infierno
Ahora que llega Halloween 2018 y todos nos disfrazamos y disfrutamos del terror y el miedo, ¿a qué mundo podríamos viajar para descubrir un verdadero infierno? Sin duda, el lugar escogido ha de ser el planeta Venus, un gemelo de la Tierra que desvió su futuro para transformarse en lo más parecido al averno que podemos imaginar.
Y es que, según los datos de que disponemos, el Sistema Solar tiene una zona de habitabilidad en la que se ubican Venus, Marte y la Tierra. Incluso es posible que los tres disfrutaran de vida miles de millones de años atrás de manera simultánea, o que Venus y Marte fueran más habitables que nuestro mundo, sin embargo, su futuro era bien diferente al nuestro.
Y es que Venus, también conocido como el lucero del alba, el segundo planeta del Sistema Solar, el más parecido a nuestro mundo y bautizado así por los romanos en honor a la belleza de la diosa del amor, es en realidad un verdadero infierno.
Aunque es posible que Venus y la Tierra se formaran de la misma nebulosa y como planetas gemelos, rocosos, de tamaños muy parecidos y condiciones similares, en nuestro mundo vecino, que pudo tener océanos e incluso vida, el efecto invernadero se desbocó y dio lugar a un averno terrible.
Cómo es el planeta Venus
Ahora que celebramos Halloween, cuando pensemos en el infierno, debemos pensar en Venus. Por ejemplo, si hablamos de temperaturas, nuestro mundo vecino alcanza casi los 500ºC. Una barbaridad si lo comparamos con los de nuestro planeta, en el que ya tenemos un calor horrible a 30ºC.
Y es que, en un momento dado, el efecto invernadero de Venus se desbocó, así que, lo que era un posible vergel, se convirtió en un yermo con una atmósfera de 100 kilómetros formada por dióxido de carbono que incluye hasta ácido sulfúrico, y que somete al mundo a elevadísimas presiones que ningún ser humano podría soportar ni un solo segundo.
Sea como fuere, es un astro muy brillante de nuestro cielo nocturno, ya que posee un albedo muy elevado, por lo que refleja el 75% de luz que recibe. Además, su tamaño es muy similar al terrestre, con un radio de unos 6000 kilómetros, solo 300 por debajo del nuestro.
Venus está a unos 108 millones de kilómetros del Sol, el año dura unos 224 días y el día, debido a su singular situación, es de unos 243 días. Es decir, dura más que el año. Además, tiene una gravedad de 8,87 m/s2. Sin duda, la crónica de lo que pudo ser un gemelo perfecto, pero es un verdadero mellizo infernal.
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